En el mundo globalizado existe una
multiplicidad de actores que día a día cambian las formas y los medios por los
que se mueven las sociedades y las ciudades. Con el pasar del tiempo me he
vuelto más adepto a la idea de que existe un grupo de estos actores que tienen
una capacidad real en sus manos para transformar nuestro entorno: los Alcaldes.
Aunque la mayoría de las ideas que
están detrás del porqué de esta afirmación son en todo caso “ideales”, no deja
de ser cierto que en Venezuela existen oportunidades reales de transformación a
través de la política local. Desde el punto de vista legal, el urbanismo en
Venezuela se da a dos niveles principalmente: el nacional y el municipal. Esto
quiere decir que las atribuciones que tienen los Alcaldes incluyen, pero no
están limitados por, la realización de planes locales y especiales para el desarrollo
de la ciudad, la vialidad, el transporte, los servicios públicos y mucho más.
No pretendo aquí esbozar todas las
ideas y argumentos sobre porqué debemos apostar a los alcaldes el futuro de
nuestras ciudades, pero si quisiera resaltar algunas con las que puedo
considerarme adepto.
En primer lugar los alcaldes están
obligados a resolver los problemas más inmediatos de la población. A pesar de
todas las trabas que existen actualmente por la centralización en la que vive
el país, un alcalde tiene que ser un actor
pragmático. Sus objetivos tienen que ser la resolución de los problemas y
conflictos más inmediatos de la población y, en teoría, no tienen tiempo para
dedicarse a objetivos como contribuir a una nueva geopolítica internacional, la
paz planetaria y a preservar la vida en el planeta. En cambio deben dedicarse a
mejorar el tránsito, el mantenimiento de la infraestructura, ordenar el
territorio del municipio, la salud pública, la seguridad y pare usted de
contar.
En segundo lugar un alcalde es un actor local. La importancia que esto
tiene es que están arraigados a las zonas que gobiernan. Sin obviamos los mas
que publicitados casos de “paracaidismo político”, generalmente los alcaldes y candidatos
a alcalde de cualquier tolda política están motivados a mejorar su entorno y
buscar políticas que mejoren la calidad de vida de sus conciudadanos. Ellos
sufren de los mismos problemas y pueden tener una mejor percepción sobre cómo
resolverlos.
Por último, y no menos importante,
los alcaldes son el primer peldaño de un largo número de actores dentro del
Estado y por ende son más accesibles
a sus comunidades. De esta forma, las comunidades pueden ejercer más presión
para que se ejecuten determinadas obras o se planteen políticas específicas.
La realidad es que si vamos al caso,
la mayoría de nosotros estamos concentrados en cómo resolvemos los problemas
más inmediatos: los de nuestro círculo familiar, amigos y en última instancia
nuestra ciudad. Y que si vamos a hablar de democracia, no existe nada más
democrático que una verdadera descentralización donde los políticos estén al
servicio de quienes representan (siendo el caso del alcalde el más puro en este
sentido).
Así pues pragmatismo, localidad y
accesibilidad son las razones por
las que creo que si queremos lograr un cambio en nuestras ciudades debemos
hacer lo posible por elegir a los mejores alcaldes que podamos.
@jomagumo
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