Las ciudades y los países en
general, no solo pueden medirse a través de sus construcciones, sus edificaciones
y su PIB. Los ciudadanos y las sociedades, respectivamente, son capitales tan
importantes como todo lo demás que integra a una ciudad o un país. El gobierno
de ambos es quizá uno de los males más grandes que nos aflige, sobre todo si
tomamos en cuenta la ineficacia de este gobierno en resolver los verdaderos
problemas de los venezolanos.
Ahora bien, antes de unirme a todas
las personas que han expresado su descontento con la violencia y la (a veces) falta
de estrategia para encarar las protestas de calle, quiero darle un enfoque
diferente. Específicamente basarme en una visión tomada de los momentos de Carlos Matus.
De acuerdo con Matus, y quizá un
poco de lo que fue mi apreciación, el tiempo político se divide en tres momentos: el momento electoral, el momento
de planificación y el momento de
gobierno. El primero está centrado en prometer todo y es el momento donde
se da la competencia entre los que juegan el juego político; el segundo, está limitado
a la elaboración de los planes de gobierno –dígase de la patria, regional,
municipal, etc.; y el tercero, para Matus lleno de restricciones, donde los
gobiernos no saben cómo hacer las cosas.
Aunque el objetivo es enfocarnos en
el ahora, es decir el momento de gobierno,
es necesario hacer unas precisiones. En primer lugar, tenemos que entender que
los actores de los tres momentos del tiempo político no son los mismos. Aunque
podamos darnos cuenta de que Chávez o Maduro están presentes en todos, sus
funciones, roles y objetivos son diferentes por lo que no son estrictamente
hablando “iguales” en distintos momentos.
En segundo lugar, y como menciona Matus, cada vez más los partidos políticos se concentran en
ganar elecciones pero cada vez menos son capaces de gobernar con eficacia (querer
cambiar al gobierno no significa necesariamente un cambio de sistema, sólo un
cambio de actores). Por último, es necesario que la ciudadanía deje de estar de
espectadora o actuando de forma paralela al tiempo político y se involucre (un
ejemplo claro de esto sería el voto-castigo).
Para Matus, gobernar es “resolver
los problemas actuales o potenciales”. Es decir que la capacidad de un
gobernante tiene que medirse con esta vara: con los resultados, con los
proyectos de gobierno propuestos, con el modo de gobernar, etc. Nuestra cultura
política, o la latinoamericana haciendo más referencia a Matus, esta
referenciada a resolver los problemas “intermedios”, es decir los problemas políticos,
y no los problemas “terminales”, o los problemas sociales. En este sentido, la micropolítica, que es como Matus
denomina estos problemas políticos, ha significado que los cambios de gobierno
no se han traducido en la resolución de los problemas sociales sino más bien en
la creación y resolución constante de nuevos problemas políticos.
Si estamos de acuerdo con Matus, es
claro que el problema que vivimos en un problema de
gobierno o de
gobernabilidad. Y es allí donde, en teoría, se ha centrado la lucha
estudiantil. Para ser breve, estoy de acuerdo con todos los que han llamado a
evitar la violencia y también con los que han vociferado que hace falta una
estrategia de lucha. Para mí, el hecho de ser jóvenes pudiera justificar las
pasiones y la espontaneidad; pero el hecho de ser estudiantes, significa en
parte el imperio de la razón. Por eso creo que la lucha debe de reorientarse. Bajo
los términos de Matus, tenemos que enfocarnos en el porqué del fracaso del
gobierno, en la mala gestión, en un plan de la patria excluyente e irrealizable
dentro de los medios con los que disponemos – ¿equilibrio del universo?, ¿paz
planetaria?, ¿salvar la especie humana?, ¿socialista?; es decir, en el
distanciamiento entre las promesas electorales y la toma de decisiones del
gobierno.
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Tomado de Facebook |
Tenemos que darnos cuenta que el
cambio de gobierno es necesario y que para ello, la salida de Maduro es
simplemente un requisito. Pero esto sigue siendo, a mi modo de ver, parte del momento electoral. Si asimilamos y nos
damos cuenta que estamos en medio del momento
de gobierno más importante de esta década, es posible que entonces
centremos los esfuerzos en llevar el mensaje adecuado a las calles. No se trata
entonces de que el gobierno sea ilegitimo, o que Maduro es colombiano; se trata
de que así seamos chavistas, oposición o independientes, el gobierno de Maduro
no ha resuelto, ni ha buscado resolver, los verdaderos problemas de la población.
¡Eso es simplemente inaceptable!
@jomagumo
Si les interesa conocer un poco
más a Carlos Matus, aquí les dejo un corto paper
y una entrevista.
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