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Los Angeles en todo su esplendor [y extension]. Fuente: Wikipedia |
Aunque la idea del blog es hablar de
urbanismo, lo cierto es que cada vez consigo más cosas relacionadas a la
movilidad que a otros temas. En parte porque como todo lo que tiene que ver con
la ciudad está relacionado, es posible que a través estas ideas para mejorar el
sistema de transporte se haga evidente la necesidad de transformar las formas en
que se hacen nuestras ciudades.
El artículo que leí recientemente [acerca
de una agenda de Transporte en Los Ángeles] creo que tiene muchas lecciones
e ideas interesantes para aportar a la discusión sobre el uso apropiado del
espacio para la movilidad. Las lecciones que nos da esta propuesta en Los Ángeles
tienen mucho que ver con nuestras ciudades porque como pasa también en
Hollywood, allá se vive con mucho “sprawl”.
Quizá en Venezuela las ciudades no estén tan desparramadas como en Los Ángeles,
pero no deja de ser cierto que vivir dignamente en una ciudad venezolana te
obliga a tener un carro [y “dignamente” porque hasta con carro puede ser
terrible].
Primero lo primero. Como toda ciudad, Los Ángeles
estaba renuente al cambio. O mejor dicho, estaba inmersa en el statu quo. Sin embargo, desde hace un
tiempo ya diferentes líderes [sociales, políticos, económicos, ciudadanos]
comenzaron a buscar alternativas para mejorar la movilidad en la ciudad.
¿Qué es la Equidad del
Transporte? En el
proyecto angelino, se habla de Equidad
del Transporte. Y aunque no dan una definición [pero si hablan de sus
componentes], esta equidad pudiéramos introducirla dentro de lo que Lefebvre
alguna vez llamo el derecho a la ciudad.
Esto implica que si hablamos de equidad del transporte solo puede significar que
tenemos el derecho de poder gozar de diferentes alternativas para movilizarnos
por la ciudad. Sólo de esta forma es posible que todos tengamos igualdad de
oportunidades para movernos por la ciudad [diferenciándolo de una igualdad forzada
donde todos necesitemos carros o estemos obligados a usar transporte público].
En este sentido la equidad del transporte
se divide en tres aspectos:
1.
Acceso
equitativo: no solo a alternativas de transporte que sean asequibles, sino también
al trabajo, servicios, amenidades, etc.
2.
Distribución
compartida: de los beneficios y cargas de los sistemas de transporte y las
inversiones.
3.
Alianzas
en el proceso de planificación: proceso decisional compartido que busque
fortalecer la región y dar respuestas a los sectores más desfavorecidos.
6 áreas prioritarias. Como toda agenda, siempre existen áreas
que requieren de mayor atención. En Los Ángeles son seis:
1.
El
dinero: buscar mayor financiamiento para el transporte público y recortar los
subsidios al transporte particular.
2.
Movilidad:
proveer mayores oportunidades y alternativas de movilidad a los sectores más
desfavorecidos y mejorar el balance entre los distintos modos de transporte.
3.
Vivienda
y desarrollo: promover políticas que integren el transporte masivo con el desarrollo
inmobiliario y comercial para generar sistemas más independientes del vehículo
particular e incrementar el valor de los bienes raíces.
4.
Salud:
revertir los impactos negativos del desarrollo auto-céntrico en la ciudad.
5.
Trabajo:
generar puestos de trabajo local a partir de las iniciativas en transporte y
desarrollo.
6.
Movimiento
positivo: promover mejorar en los sistemas de transporte para reducir la polución
y promover la sostenibilidad.
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Transmetropoli. Una propuesta positiva para mejorar la calidad de nuestro sistema de transporte publico. Fuente: Tal Cual |
Lecciones para el sur
No
creo que haya que ser un experto para ver que Los Ángeles tiene una buena idea
de hacia dónde quiere ir, pero qué significaría para nosotros implementar
cambios de este estilo.
1. La gente primero. La equidad en el transporte significa, para resumir, que tenemos que
poner a la gente en el centro de la agenda de movilidad. Un acceso equitativo
significa que en cualquier parte se pueda tener cerca [aprox. 1-2 cuadras] algún
sistema de transporte que me conecte con la ciudad, el trabajo y la recreación.
Una distribución compartida significa que primero tiene que ser el subsidio
para la gente que para el carro y que si más gente se mueve por autobús y metro,
pues necesitamos invertir mucho más para mejorarlo. Por último, un proceso de planificación
que responda a las necesidades de movilidad de la comunidad sin perder de vista
a la ciudad en su conjunto.
2. El dinero importa. No hay mejor inversión que la inversión que sirva a más gente. Es por
ello que lo importante no es solo pensar en el costo total, sino en el costo
per cápita del transporte, de las vías que van a usarse para cada modo de
transporte, de los costos de mantenimiento, es decir el costo total de movernos
en carro, en metro, en autobús, en bicicleta o a pie [que hayan aceras en toda
la ciudad sería una buena forma de empezar].
3. Zonificación más inteligente. Si no nos gusta mucho la idea de usos mixtos,
reducir el tamaño de estas manchas en cualquier zonificación es positivo.
Mientras más cerca este el comercio, la recreación y la vivienda el uno del
otro, es más fácil introducir sistemas de transporte que los conecten y fortalezcan.
4. Crear desarrollos que dependan del transporte público. No importa en qué lugar del país queramos
construir, es necesario por ley colocar estacionamientos. Pero… ¿Por qué no
proponer desarrollos que por ley tengan que poner una parada de transporte público?
¡La ciudad sería más vivible si cada urbanización tuviera que poner una parada!
5. El carro mata.
Aunque suene un poco amarillista, la ciudad carro-céntrica es la causante de
mucho de nuestros males. El aumento en los accidentes de tránsito, el sedentarismo,
la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, etc… pueden ser rastreadas a
modos de vida suburbanos, dependencia en el vehículo particular y a la falta de
ejercicio a la que nos obliga estas ciudades que cada vez nos separan más y nos
hacen más dependientes de un motor.
Al
final del día tenemos que darnos cuenta que la forma en que hemos venido
haciendo nuestras ciudades no es sostenible. Cada vez los retos son más grandes
y la cantidad de recursos parece ser menor. Es por ello que no podemos seguir
haciendo políticas urbanas para unos pocos si queremos una ciudad para todos. Las lecciones que tienen que darnos Los Ángeles
podrán ser pocas, pero no dejan de ser importantes. Por eso para cualquier
estrategia que queramos implementar en cualquiera de nuestras ciudades, queda
una última lección que queda bien claro en el artículo: “la gente importa”.
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