En las últimas décadas nuestras
ciudades han sido planificadas bajo el modelo moderno. Los fundamentos de este
sistema de planificación nos vienen dado del movimiento positivista. Es decir,
una planificación fundada en un cientificismo pleno, donde las decisiones son
tomadas desde arriba, por personas que determinan qué es lo que la ciudad
necesita. En consecuencia, los instrumentos de planificación que tenemos están
enraizados en esta forma de pensamiento: la zonificación, los “master plan”, y muchos otros
instrumentos que controlan al detalle la forma de la ciudad. No existe aquí mucha
participación, ni se busca un consenso, vemos a la ciudad como si fuera el
resultado de una fórmula matemática y los resultados no han sido buenos.
Uno de los momentos más importantes,
que a veces se pinta como una lucha de los gigantes del boxeo urbanístico
fueron las luchas políticas entre Jane Jacobs y Robert Moses. En esta lucha, la
esquina roja –la de Moses, defendía el uso del carro, las grandes obras de
infraestructura, los enormes desarrollos inmobiliarios y esa cultura
desarrollista de la ciudad. Jacobs, en la esquina azul, defendía la posición contraria:
la de una ciudad para todos, que buscaba integrarnos, que veía en la vitalidad
de la ciudad y sus actividades naturales [el comercio, la recreación, la interacción
humana] datos claves para revivir las ciudades sin necesidad de cambiarlas
demasiado.
Hoy
en día las cosas parecieran que están empezando a cambiar. Lo que un vez defendió
Moses está entrando en crisis por muchos factores –siendo el principal el económico
[creo yo], y ahora las investigaciones están empezando a centrarse en cómo
hacer para transformar la infraestructura vehicular y los suburbios –retrofitting, como mejorar la vitalidad
de los centros de la ciudad y mejorar la accesibilidad y movilidad en las
ciudades. Estas investigaciones están comenzando a darle, o a terminar de
cimentar, una base científica a las observaciones de Jacobs. En consecuencia,
nos enfocaremos en cinco de los temas más importantes [cortesía de CityLab]:
[NY] Las ciudades necesitan generar redes, espacios de encuentro y formas de aprovechar la riqueza. Fuente: Wikipedia. |
1. Las ciudades generan crecimiento económico a través de redes de
proximidad, encuentros casuales y “spillovers
económicos”. Una de
las características fundamentales de una ciudad es la aglutinación de personas,
recursos, actividades, etc… Resulta contra-intuitivo pensar que por más que
aumente el PIB o la producción económica en un país, las ciudades ya no son
capaces de mantenerse a través de las formas en que las veníamos produciendo.
Esto es porque cosas como la dependencia en el vehículo particular, la separación
de usos y la falta de infraestructura para modos alternativos de transporte, de
hecho están lentamente acabando con la proximidad, los encuentros y los spillovers. Para darse cuenta de esto
solo hay que ver que muchas de las ciudades más prosperas y resilientes [al
menos desde un punto de vista económico] son las más compactas, accesibles y
llenas de vitalidad. No es curioso que la ciudad que nunca duerme este siempre
dentro de las más productivas. En Venezuela al caer la noche, tristemente
nuestras ciudades se acuestan a dormir con nosotros.
La ciudad en su aglutinacion permite una ventaja sobre el suburbio en la reduccion de las emisiones. Fuente: Berkeley |
2. A través de una dinámica similar, las ciudades generan una importante
cantidad de “dividendos verdes”. Una de las principales críticas del suburbio es su alto consumo energético.
En contraste, es conocido que incluso las ciudades más desastrosas son más
eficientes en el uso de la energía y los recursos naturales. Estas ventajas intrínsecas
de la ciudad son alimentadas a su vez por las redes existentes dentro de ella,
que permiten el fácil movimiento de información, procesos y tecnologías que fomentarían
un uso todavía más eficiente de los recursos.
La mejor escala para hacer ciudad es la escala humana. Fuente: Global Site Plans |
3. Las ciudades funcionan mejor económica y ambientalmente cuando cuentan
con una conectividad a escala humana. Otra de las cosas que estamos empezando a
aprender es que la ciudad por muy grande que sea debe estar hecha para las
personas. Una ciudad funciona cuando los productos y las personas pueden
moverse libremente. Como bien menciona Michael Mehaffy en el artículo de
CityLab, para que una ciudad pueda funcionar de forma óptima las poblaciones urbanas
deben estar conectadas entre sí y la trama urbana debe permitir estas conexiones
de las formas más fáciles y variadas posibles. Una ciudad centrada en el peatón,
es la ciudad que por excelencia permite que se den estas condiciones puesto a
que es el peatón el principal consumidor de la ciudad [en definitiva, el ser
humano es peatón por naturaleza].
La mejor movilidad tambien sera una enfocada en el peaton. Fuente: Better Cities |
4. Las ciudades funcionan mejor cuando se adaptan a las dinámicas psicológicas
de las personas y a sus patrones de actividades. El concepto de masterplan como hablábamos antes supone que quien hace el plan
tiene todas las respuestas. Esta visión equivocada ha empezado a cambiar en la
medida en que nos estamos dando cuenta de la importancia de tratar a las
personas como consumidores/clientes de la ciudad. De esta manera la ciudad no
busca a través de un plan generar su propia realidad sino que busca maximizar
las ventajas que tiene y minimizar las desventajas tomando en cuenta para quien
se está planificando. Dos ejemplos claros de esto han sido las políticas para
promover formas alternativas de transporte y las políticas para promover
desarrollos caminables de usos múltiples. Ambas se enfocan en minimizar efectos
negativos [tráfico, salud, reducción de emisiones, etc.] y potenciar efectos
positivos [uso más eficiente de los recursos, aumento de la conectividad, mayor
proximidad entre actividades y personas, etc.].
La experimentacion en la ciudad es otra forma de apropiacion del espacio. Fuente: Atlanta Streets Alive |
5. Las ciudades funcionan mejor cuando se les da algún tipo de control a
los residentes sobre la estructura espacial de la ciudad. Como corolario del punto cuatro, no
solo se planifica para la gente sino con la gente. No solo eso, sino que están
empezando a surgir nuevas formas de planificación comunitaria [ejemplo:
urbanismo táctico] para complementar otros modelos de planificación [como la planificación
estratégica].
Como
bien mencionaba Jane Jacobs, las ciudades tienen cada una sus formas de “complejidad
organizada”. Analizar el funcionamiento de una ciudad supone, según Jacobs, no
en buscar fórmulas que nos den con certeza formas de actuación. Por el
contrario, la ciudad debe entenderse como ese orden de factores diversos y muy
complejos que sumados generan una estructura donde se da la vida en ciudad.
Entender cómo funcionan estos factores es fundamental puesto que la ciudad está
en constante transformación y toma tiempo generar cambios. Quizás no sea
necesariamente una “nueva ciencia de las ciudades”, pero al menos puede ser que
simplemente estamos empezando a hacernos las preguntas correctas.
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