El espacio público es uno de los
elementos más importantes para el éxito de una ciudad. Muchos estudios se han
hecho acerca del impacto
positivo que tienen las áreas verdes y los espacios públicos para el
bienestar de la población de una ciudad, pero lo realmente importante es sólo
tener un lugar de ocio donde estar no es suficiente. El espacio público, por el mero hecho de existir no mejora una ciudad.
Una de las cosas que más me esclarece este hecho, ha sido la evolución del
pensamiento que se ha tenido sobre el espacio público en los últimos años. En
Venezuela, por ejemplo, el espacio público nunca ha sido un elemento importante
de nuestras ciudades. En particular porque, aunque se tengan espacios públicos
de importancia notoria, la mayoría de los espacios más importantes corresponden
con las Plazas Bolívar de cada ciudad o municipio; plazas que son muy viejas
como para ser consideradas como parte del resurgimiento que está teniendo el
espacio público en la actualidad.
El tema principal es, sin embargo, qué hacer con el espacio público con
el que contamos actualmente. Una de las principales herencias del modelo carrocéntrico que predomina
en Venezuela ha sido la privatización del ocio, producto de un modelo de ciudad
que promueve el desarrollo de actividades dentro de las edificaciones, que
coloca al mall por encima de los espacios abiertos, y que articula la movilidad
con base en el movimiento entre edificios y no entre espacios. Estas cosas las
podemos ver por todos lados en Venezuela y en Caracas. En general, la movilidad
en Caracas promueve la comunicación entre edificios y no entre espacios, y
existe una necesidad latente de promover nuevas oportunidades de ocio, producto
de las dificultades económicas, de movilidad, de división social, y de una
nueva conciencia acerca del rol que juegan nuestras ciudades y el espacio público
en nuestro bienestar.
De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud, el requerimiento
de espacio Público por habitante es de aproximadamente 10m2. En la Área
Metropolitana de Caracas, por ejemplo, se cuenta con 1m2. Esta ‘escasez’ de espacio público debería suponer que, así como ocurre
con las demás cosas que escasean en el país, dichos espacios tendrían que estar
abarrotados de gente buscando disfrutar la limitada oferta que existe. La
realidad es muy diferente.
Uno de los mejores ejemplos que
considero para mostrar el verdadero potencial del espacio público son los
eventos que se realizan en Caracas, como ‘Por el medio de la calle’ o ‘LEER
Chacao’. Estos eventos colocan al
espacio público al servicio de las necesidades de recreación de la población, y
son muy exitosos; son una muestra excepcional de lo que es posible lograr
en nuestras ciudades. Yo me pregunto… ¿Por qué no hacemos cosas así más
seguido?
No estoy hablando precisamente de
hacer eventos metropolitanos, pero si poner atención sobre el hecho de que la programación del espacio público juega
un rol fundamental en espacios que no cuentan con una actividad propia y que
dependen de actividades programadas para explotar su potencial. Creo que en
esta categoría es posible incluir la mayoría de los espacios públicos en
Venezuela. Quizás la remodelación de Sabana Grande pudiera ser un ejemplo
valido de un espacio que se relaciona de forma correcta con su entorno, pero sería
la excepción y no la regla.
Existen, a mi parecer, ciertos elementos importantes que reducen el
valor de nuestros espacios públicos. Estos son al menos cuatro: (1) la conectividad, (2) la permeabilidad de los edificios
cercanos, (3) los usos vecinos y (4)
la calidad del espacio. La conectividad se refiere básicamente a
la facilidad de acceso que tienen los espacios públicos; los más céntricos, los
que tienen cerca al transporte público, tendrán mayor valor. La permeabilidad está referida a la relación
entre el espacio y el edificio; es común que nuestros espacios públicos estén rodeados
de edificaciones residenciales o de usos que no se vinculan con el exterior (es
decir baja permeabilidad). Inclusive si el edificio es permeable, el uso también importa, porque los
edificios comerciales, culturales o de uso masivo, tendrá un mejor y mayor
impacto en el espacio público en términos de la construcción de una relación simbiótica
entre el vacío y lo construido. Por último, la calidad del espacio es fundamental. Plazas como la Alfredo Sadel,
son un fracaso si se considera que casi nunca se utilizan, puesto a que en un
clima como el nuestro, si la plaza no es fresca, pierde su valor como espacio
de estar [quizás el único valor mínimo que debe tener una plaza].
Aquí algunos ejemplos que muestran
de forma sintética los elementos del espacio público mencionados. En cada
imagen se muestra el uso (rojo-comercial; amarillo-residencial; morado-cultura;
gris-institucional), el espacio público (delimitado por una línea azul), y la
permeabilidad (definido por el número de líneas rojas o las vías entre la edificación
y el espacio). Además, se muestran imágenes de uso diario y uso programado:
1. La Plaza Altamira
Plaza altamira en un dia cualquiera. Fuente: Panoramio |
Plaza Altamira. LEER Chacao 2013. Fuente: Comunicarte |
2. La Plaza Alfredo Sadel
Plaza Alfredo Sadel. Elaboracion Propia. Usos comerciales poco permeables (tiendas). Baja calidad del espacio. Buena accesibilidad aunque con dificultad para vincularse con las edificaciones vecinas. |
Plaza Alfredo Sadel durante la semana. Fuente: Alfredo Sadel |
Feria de Diseno 2013. Plaza Alfredo Sadel. Fuente: Hoy que hay. |
3. La Plaza de Los Palos Grandes
Plaza los Palos Grandes. Caracas Activa. Fuente: Camionetica |
4.
Boston
City Hall Plaza y Quincy Market
City Hall. Aunque bien hecho, eso no garantiza su uso. Las edificaciones institucionales tampoco agregan valor. Fuente: Streetwise. |
La gran calidad, conectividad, permeabilidad y usos de las edificaciones coloca a Quincy Market como un ejemplo ideal de lo que debe ser un espacio publico de calidad. Fuente: Bostongeology. |
De
los cuatro espacios mostrados, Boston muestra como dos espacios que se
encuentra literalmente ‘al lado’ son
completamente opuestos cuando uno tiene una alta puntuación en los cuatro
criterios y el otro no. En conclusión, salvo que se realicen transformaciones
en el espacio público que mejoren las criterios que se mencionan anteriormente,
cobra mucha más relevancia que desde las
autoridades municipales se haga un intento mayor en ofrecer una mejor programación
para los espacios de la ciudad. Esto no implica que todo deba ser hecho por
el municipio. Iniciativas como alquilar espacios dentro de las plazas para
realizar actividades de interés cultural, deportivo o de ocio pudiera ser una
alternativa que permitiera generar ingresos para el mantenimiento de los
espacios y ofrecer oportunidades de recreación a la ciudadanía. Como siempre,
es necesario que exista la voluntad política, el ingenio y un poco de
optimismo. Recuperar nuestros espacios públicos es posible.
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